Educación preventiva con celda para cachorros
El sistema Dunbar, para perros y gatos
Como ya he dicho algunas veces en las redes sociales, para cada cosa que se quiere hacer hay pocos caminos correctos y muchos equivocados. He investigado a fondo uno que creía equivocado y ha resultado no serlo tanto.
Hoy hablo de un buen método poco utilizado. Es un sistema de educación preventiva que consiste en utilizar las áreas de confinamiento, aplicable tanto a perros como a gatos, que soluciona problemas tan importantes como la ansiedad por separación o incluso la contención urinaria.
Al principio me sentía incómodo con la idea de tener a nuestras mascotas encerradas en jaulas — aunque se las llame de otra forma — pero creo que esta vez vale la pena escuchar lo que Ian Dunbar propone, dados los beneficios que obtendremos para la calidad de vida del perro, no solo del dueño.
El reconocido doctor Ian Dunbar, que ha dedicado su vida a la educación positiva de cachorros, lo explica a menudo en sus conferencias:
Su idea consiste en acostumbrar y entrenar al animal a estar a solas, desde que llega a casa, solamente en las primeras semanas. La gracia está en el cómo deberemos hacer esto.
Si utilizamos las celdas, obtendremos estos beneficios:
- El perro se sentirá más independiente: Ladrará menos al estar solo.
- Lo acostumbraremos a las cajas desde el principio: Estará más tranquilo cuando vaya al veterinario en transportín.
- Previene problemas de ansiedad por separación: aplicándose desde el principio, evitando abusar —hablaremos más tarde sobre sus peligros.
- Es una gran herramienta de aprendizaje: en el área de confinamiento lo podremos reconducir fácilmente para que solo muerda lo que le demos, aprenderá a usar los kongs, cometerá menos errores al hacer sus necesidades, entre otras cosas.
Celdas, cajas o “áreas de confinamiento”
Estas áreas son pequeñas zonas, a veces cerradas. En ellas se deja todo lo que el animal necesite. Esto incluye cama, comida y/o juguetes.
Según Dunbar existen dos tipos de áreas; de corto y largo plazo.
Área de confinamiento a corto plazo
Será donde tengamos a la mascota mientras estamos en casa. Es un área pequeña con una cama, comida y juguetes. Puede ser el típico transportín que se utiliza para llevar los animales al veterinario o una celda específica.
Oportunidad para enseñarle donde hacer sus necesidades
El área de corto plazo puede servir de punto de partida desde donde enseñaremos al animal dónde debe hacer sus necesidades. Por instinto, un cachorro evitará mear donde come y duerme.
Un cachorro hace sus necesidades aproximadamente cada hora, por lo que deberíamos sacarlo a la calle cada hora, en la hora. Iríamos siempre al mismo lugar concreto. Es importante que esté muy cerca de casa porque a los cachorros les cuesta mucho aguantarse.
Una vez allí le podríamos decir algo como “(nombre), haz pipí!” y nos esperaríamos a que lo hiciera. La primera vez seguramente costará, pero hay que ser pacientes.
Una vez hechas sus necesidades, lo alabaríamos y le daríamos un premio para que lo asocie con hacerlo ahí. Si tiene que ser dentro de casa aplicaremos el método a un sustrato que tengamos preparados, como papeles de periódico.
En el caso de los gatos, es tan fácil como usar una caja de arena como sustrato. Para hacerlo, Dunbar aconseja abrir la jaula justo delante de la caja de arena.
Para los gateros; aquí información indispensable sobre la caja de arena
Es importante ir dejando de usar el premio para que no se convierta en una mala costumbre, pero lo principal — que entienda tu mensaje — está hecho.
Área de confinamiento a largo plazo
Esta será el área donde pondremos a nuestra mascota cuando vayamos a estar ausentes más de una hora
Consiste en una zona cerrada rectangular, en la que en un extremo está la cama y en el otro está la zona de necesidades (que tendrá un sustrato absorbente; césped o tierra).
La forma rectangular es para que aprenda más fácilmente a hacer sus necesidades en el lugar correcto. Basándose en que el animal por instinto hará sus necesidades lo más lejos posible de la cama.
Para que no empiece a hacer sus necesidades por todos lados — ya que evitan cagar donde ya hay excrementos — las cacas se retirarán a menudo.
Con perros, Dunbar dice que es importante añadir los kongs — que podrán estar atados al interior del recinto —. Estos son juguetes rellenos de comida que tienen la capacidad de mantenerlos calmados y estimulados.
Tienes todos los detalles sobre el kong — o juguete relleno — aquí
En el área de largo plazo el perro relaciona hacer sus necesidades con los sustratos — todo lo contrario al suelo de una casa — antes de tener libre acceso a las habitaciones
Este sistema es temporal y sirve para que el animal aprenda los modales caseros. Si hay buenos resultados, se le irá dando más libertades o se volverá para atrás si hace falta. Habrá que vigilarlo cuando esté encima de una alfombra y redirigirlo al sustrato si parece que mea.
Educarlo así será mucho más fácil que si no hubiésemos aplicado ningún método. Será, por tanto, una ayuda. Una ayuda que hay que saber manejar.
Peligros al utilizar las celdas
Si no se tiene suficiente cuidado las celdas pueden ser un arma de doble filo que generen en el perro traumas y malos hábitos.
Es por eso que Dunbar no recomienda el uso de esta herramienta a menos que el dueño tenga experiencia con mascotas y conozca bien el método.
El problema más grave, es que algunos dueños pueden ver el tener un perro en una celda — como si fueran perros cazadores — como una comodidad. No hay que confundirse, son perros domésticos. No utilizamos esta herramienta para desentendernos del perro, sino para educarlo mejor y sin fallos.
Por la misma razón que no adoptaríamos un cachorro si no le podemos dedicar tiempo, no aplicaremos este sistema si no lo podemos tener controlado. Un mal uso — pegarle o castigar con encierro— o abusar de la celda — dejarlo demasiado tiempo dentro — podría incluso, a parte de perderse todo lo ganado, generar nuevos problemas como:
- Hacerlo más difícil o imposible de educar, por malas experiencias
- Generarle cierta hiperactividad
- Volverlo más desobediente
- Convertirlo en un ladrador obsesivo
- Aumentar su agresividad, haciéndolo un perro incluso destructivo
Sin embargo, no hay que asustarse. Todas estas consecuencias — solucionables por un profesional— podrían aparecer en casos graves, si no se utiliza la celda con cariño y cuidado. El bienestar de la mascota es nuestra responsabilidad. Por tanto, introducir la celda de una forma positiva es una prioridad.
CLAVE: Introducir correctamente la celda
Tenemos que conseguir que a la mascota le encante estar dentro de la celda. En parte, ya he dado pistas sobre cómo a través del kong atado al interior. Hablo de perros, pero en gatos puede ser otro tipo de juguete que pueda gustarles mucho.
Es importante enseñarle una orden para entrar en la celda. Algo como “ves a tu celda”.
Enseñarle la orden: lo diremos en voz alta y enseguida provocaremos que el perro entre en la celda, tirando adentro un trocito de algo que le encante y persiga, dejando la puerta siempre abierta. Cuando lo haga le daremos más premios y lo halagaremos. Repitiéndolo mucho, seguro que lo entiende.
Hacer que al perro le encante la celda: lo que tendremos que hacer es ser muy cariñosos y generosos con él solo cuando esté dentro. Si se sale fuera lo ignoraremos e insistiremos en que entre.
Para que vea que no pasa nada si se le encierra: Cuando el cachorro parezca disfrutar del tiempo dentro de la celda, empezaremos a encerrarlo brevemente, dándole premios a través de las rejas. Abriendo rápidamente la puerta después. Se repetirá las veces que haga falta. Esperaremos cada vez más tiempo antes de volver a abrir, hasta que el animal parezca cómodo encerrado unos minutos.
Añadir un kong dentro de la celda: le servirá de juguete y fuente de alimento. Esto le hará disfrutar todavía más de la celda y aunque tenga la puerta abierta conseguirás que se quede allí mucho más tiempo.
Para evitar que coja manías: nunca decirle “ven” y automáticamente meterlo dentro, ya que lo relacionará y acabará evitándonos si no le apetece entrar.
Si la mascota se escapa: es tan sencillo como reconciliarse con ella metiendo premios adentro de la celda, dejando la puerta abierta y volviendo a demostrarle que no pasa nada si se le cierra.
Los primeros resultados serán mejores en animales que ya estén acostumbrados a este tipo de recintos — perreras o criaderos —. Sin embargo, este método está pensado para funcionar en la mayoría de mascotas.
Obviamente, la edad y experiencia del animal influirá mucho en su aprendizaje. Cuanto antes se realice este entrenamiento, mejor. Aunque es posible educar a un perro adulto a querer estar en la celda.
Conclusión
Somos realmente nosotros — me incluyo — quienes vemos las jaulas como algo negativo. Pero tenemos que entender que no tienen que ser prisiones ni áreas de cuarentena. Pueden ser recursos importantes para ayudar al animal en la transición a un nuevo hogar. Siendo siempre algo temporal.
Siguiendo estos pasos, podremos convertir una posible molestia en una herramienta que solucionará muchos malentendidos entre mascota y dueño antes de que estos ocurran.
Si previene graves problemas de convivencia, creo que su uso está más que justificado. Evitando castigos, abusos y abandonos — que sufren muchos animales domésticos hoy en día por el mero hecho de no estar bien educados.
No es una celda, es un área segura desde la que despegar en su aprendizaje.
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