La dependencia emocional en perros
Ansiedad por separación en perros ⇨ Qué es, qué lo causa, cómo evitar la dependencia emocional en perros y qué hacer. Desde mi experiencia profesional.
En este artículo hablaremos de dónde puede venir la dependencia emocional en perros que algunos perros tienen hacia nosotros. Esto repercute en la aparición de la ansiedad por separación.
Y –antes de nada– veremos cómo detectar cuando realmente estamos hablando del síndrome de ansiedad por separación y cuando simplemente tenemos malacostumbrado al perro.
Quiero concienciarte de la gravedad de este problema, y darte herramientas para solucionarlo.
¿Qué es la dependencia emocional?
Es un problema mucho más grave y complejo de lo que parece. No es como si el perro simplemente se pusiera “un poco nervioso”. Realmente sufre cada segundo a solas, y si eres un poco sensible al bienestar animal a ti también te afecta (te aseguro que mucho).
Estamos hablando de una emoción muy fuerte en el perro, que está fuertemente marcada por la tendencia natural del perro a querer vivir en un grupo, como animal social que es.
El perro está así –muchas veces– por haber recibido un tipo de educación altamente sobreprotectora. Un error en todos los sentidos.
Este síndrome es una de las causas principales de muchísimos abandonos en todo el mundo –aparte de que el dueño sea un ignorante–. Y de hecho es una de las principales causas para visitar a un etólogo.
Un perro –sobre todo de cachorro– necesita aprender cómo va a ser el mundo donde vivirá. Esto lo aprende a través de la socialización durante toda su infancia.
Si durante su infancia lo único que se le da al perro es alejarlo de los peligros y estar todo el día con él, el perro entenderá que lo normal es que estén por él TODO EL DÍA.
Y ahí empiezan los malentendidos y los problemas, que pueden desencadenar en dependencia emocional. Y si encima, el dueño intenta cubrir sus carencias emocionales con su perro… la dependencia ya es mutua.
Esa dependencia lleva a no poder tolerar la situación de soledad, aunque sea por un breve instante. Es un sinvivir enfermizo con el que habría que acabar cuanto antes. Y lo más gracioso, es que podemos haberlo generado nosotros por puro egoísmo.
Causa n.º 1: Sobreprotegemos demasiado
En la educación está el origen
Sí, empiezo fuerte hoy
La tendencia actual en la educación de nuestros perros, sobre todo en según qué ámbitos, está en proteger al perro de todo cuanto lo rodea.
Viven en una burbuja, y no se los deja interactuar correctamente con otros perros en la calle. Irónicamente, luego se los suelta en el parque sin asegurarnos de que no hay perros problemáticos que les puedan causar un trauma. Cosas nuestras.
Esta sobreprotección no solo da al perro una visión errónea de cómo es el mundo desde que es pequeño, sino que además no lo prepara para la vida adulta.
No siempre será un cachorrito adorable, y la etapa de socialización que debe pasar no será tan natural como solía ser antes, cuando los perros no nos preocupaban tanto.
Esto hará que el perro desarrolle mucho menos sus habilidades sociales. O incluso que no las tenga en absoluto –como en el caso de muchos border collie—.
Puede adoptar una postura pasiva durante su infancia que se alargará toda su vida, ya que se lo han dado todo masticado. Cuando se enfrente al mundo real, cuando sea adulto y le presenten a otro adulto no sabrá cómo reaccionar.
Al tener esa comodidad en su infancia, desarrollará una dependencia a sus dueños sobreprotectores, que siempre estarán dispuestos a ayudarlo –en teoría–.
Obviamente, la dependencia repercutirá en tener una autoestima y confianza en sí mismo muy bajas. Aparte de no tener habilidades sociales, el perro será muy pesimista en cuanto a su reacción ante situaciones de ese tipo.
Rehuirá las situaciones complicadas en vez de enfrentarlas. Estaremos ante un perro con indefensión aprendida. Aprenderá que debe reaccionar agresivamente ante otros perros porque no sabe otra forma de hacer que se alejen. No sabrá lidiar con las relaciones sociales, y tendremos a un perro problemático en potencia.
Es decir, la sobreprotección no solo puede provocar ansiedad por separación, también perros agresivos. La educación es un todo.
Las razones de la sobreprotección
Cuando no sabemos, tenemos miedo. Eso es normal. Es algo natural querer proteger a nuestros pequeños, sean animales o humanos.
Pero hay un límite para todo: hay personas que no están emocionalmente listas para tener un perro. Ya sea porque tienen ciertas necesidades emocionales sin cubrir o porque acaban de perder a un perro querido y están en plena fase de duelo.
Tendría que haber cierto control sobre ese tipo de gente.
Esta poca previsión a la hora de tener un perro genera problemas que se ven claramente a largo plazo. Si el dueño no está bien, pasa lo siguiente:
El dueño utiliza al perro como tirita emocional y se vuelve emocionalmente dependiente del perro. Lo que empeora más las cosas, es que muchas veces el perro le corresponde.
Aunque no es la única posible causa, de ahí nacen muchas dependencias en el perro –si no la mayoría– que luego pueden desencadenar en la famosa ansiedad por separación.
Si el dueño es dependiente, el perro lo acabará siendo. Por muy bonitos que sean los lazos emocionales con nuestro perro hay que tener siempre un límite.
Mi experiencia con perros dependientes
Descubriendo el pastel
Voy a hablar desde mi experiencia cuidando perros en mi residencia canina. Estate atento, porque he convivido con muchísimos tipos de perros.
Yo soy de los primeros a los que les encanta estar con los perros. Acariciándolos y permitiéndoles toda clase de payasadas.
Cuando acaban de llegar a mi casa normalmente están extrañados y ansiosos. Lo lógico porque no me conocen y soy aún un desconocido. Para remediarlo me suelo quedar el primer día entero con él y evito salir de casa. Tengo mucha paciencia con ellos porque lo entiendo.
Pero cuando veo que el perro ya está tranquilo –e incluso durmiendo– puedo decidir irme, aunque sea un momento. A hacer mis cosas.
A ver, es comprensible: no puedo estar todo el día jugando, la residencia no da de comer. Y aunque no fuera así, hay momentos que necesito un poco de intimidad. Soy humano.
Es entonces, querido amigo, cuando todo sale a la luz.
Se manifiestan todos los problemas emocionales de dependencia emocional que el perro ha ido arrastrando durante su educación y llevaba dentro suyo. Te preguntarás cómo, ya va… ¡no seas impaciente!
Cómo es un perro con ansiedad por separación en el día a día
Los perros más dependientes, suelen reaccionar mal al “ahora vengo“, aunque te vayas un momento al lavabo y les prometes que volverás. Ves claramente que el perro empieza a sufrir desde el primer segundo:
Lloriquea, ladra, aúlla, muerde muebles, se mea encima...
Hace de todo para que vuelvas.
Daría su vida si fuera necesario.
(bueno, tal vez estoy exagerando un poco… en la mayoría de casos)
Y esto no lo hace solo la primera vez que “has desaparecido” porque se piense que no volverás. No. Lo hace una y otra vez. Pase lo que pase.
Me he encontrado incluso casos en los que el perro empieza a lloriquear desde el primer segundo en el que pierde a su figura de seguridad de vista.
Es entonces, cuando empiezo a sospechar que el perro tiene ansiedad por separación
Si eres dueño de un perro con problemas de ansiedad por separación, escúchame bien.
CORRE POR TU VIDA
(Es broma, vuelve aquí)
Ahora en serio: jamás abandones a tu perro, y menos por un problema que le puedes haber provocado tú con tus miedos y egoísmo.
En primer lugar, tienes que tener muy clara una cosa. Este es un tipo de situación que no se puede permitir. No puedes dejar que se siga prolongando.
Igual que a un niño no le permitiríamos pasarse el día literalmente exigiendo nuestra atención –aunque, obviamente, le dedicaríamos tiempo si somos mínimamente humanos– a un perro tampoco. No puedes dejar que domine tu vida.
Hay perros –como personas– que no saben cuándo parar. Nunca tendrían suficiente de ti. Si por el perro fuera, no harías nada más que acariciarle la cabecita todo el día. Somos amigos, no esclavos.
Voy a ser muy claro con esto: cuando estamos hablando de un problema así hay que ponerse bordes.
Si el perro no conoce un límite hay que marcárselo. Pero igual como haríamos con un niño pequeño.
Los límites se pueden marcar de muchas formas. Jamás debemos recurrir a pegar al perro y menos en situaciones tan estresantes como esta.
La clave
Ante esta dependencia, lo que debemos hacer es ser firmes y coherentes desde el principio. Si nos derretimos perderemos toda credibilidad.
De lo contrario, el perro sabrá que nos puede manipular y se pensará que no hay ningún límite para él, dejará de respetar nuestro espacio personal. Y es cuando será invasivo.
Para eso sirve el enfado, y por eso es que debemos marcarle unos límites.
Cuando a mí me llega un perro de este tipo y me avisan de que tiene este tipo de problema, lo primero que hago es mentalizarme. Tengo varias estrategias para acabar con el problema. Pero depende de la situación.
Por ejemplo: si me voy un momento y el perro empieza a lloriquear, puedo no hacerle caso. Ignoro sus exigencias. En todo caso me podría acercar cuando se calma.
Pero eso no siempre funciona. Sobre todo si es un problema emocional de verdad y no un aprendizaje. Y aprenderás a ver el matiz.
Diferenciar entre emoción o aprendizaje
Es posible distinguir entre las causas de una ansiedad por separación, y no es ningún secreto. Aunque sea un tema complejo.
Un perro que lloriquea todo el rato puede estar haciéndolo por una mala costumbre. Puede “fingir” porque –aunque realmente quiere tu atención– podría evitar ponerse pesado. La conducta no le sale “sin poder evitarlo“, se podría decir.
Si a un perro le pides que se calle firmemente y lo hace, y al cabo de un rato lo ves tumbado tan tranquilo, durmiendo o jugando, lo más probable es que esos lloriqueos eran para llamarte la atención, eran un medio para un fin. Lágrimas de cocodrilo. Manipulación. Teatro.
Por otra parte, si por mucho que le ordenas al perro que se calle cuando te alejas, este no lo hace. O, por el contrario, aumenta sus quejidos… puede ser por dos razones:
- El perro es más listo de lo que parece: Sin querer, estamos reforzando su conducta. En el pasado ya ha aprendido a reaccionar a su dueño de esta forma y ha conseguido lo que quería insistiendo un poco.
- Hay un problema de verdad: El perro necesita atención, aunque sea emocionalmente negativa. Es decir, el perro tiene una necesidad de atención sin cubrir tan grande, que aunque le riñas el perro te pedirá más.
Por ambas razones no serviría de nada ignorar al perro, este seguiría insistiendo. En realidad, es posible que las dos razones anteriormente mencionadas se alimenten mutuamente.
Entonces es cuando sospechamos que la ansiedad por separación es real, que no se trata de un teatro.
Aunque en realidad, si el perro no rompe muebles por aburrimiento, sino por puro estrés causado por el síndrome, no puede evitar sentirse así –por mucho que se lo ordenes– y sufre al hacer lo que hace…
…entonces es ansiedad de verdad.
Soluciones a ansiedad por separación en perros
No hay una panacea para "curar" la ansiedad por separación. Si fuera tan sencillo, este artículo no existiría. Solo habría una pregunta y una respuesta rápida para que salieras de aquí con la solución. Pero se puede tratar y hacer que desaparezca.
Todo depende del contexto y de las causas de cada caso concreto. Una ansiedad aprendida se soluciona mucho antes que una que ya afecta emocionalmente al perro.
Hablaremos de los dos tipos de reacción al quedarse solos, y su solución:
Soluciones al problema de aprendizaje
Si el perro ve que las lágrimas de cocodrilo no funcionan, y no solo eso, sino que nos enfadamos y le damos premios cuando se queda callado, desechará esa estrategia.
A esto se le llama contracondicionamiento. Básicamente, hacemos que el perro aprenda todo lo contrario centrándonos en qué conducta queremos premiar. Si somos un poco coherentes, será raro que tu perro vuelva a lloriquear para tener tu atención.
Eso sí, permítele estar contigo más tiempo para evitar que vuelva a las andadas. Todo este problema había empezado por algo, y no quieres arriesgarte a que vuelva a surgir.
Y --sobre todo-- déjale que se exprese, aunque sea de otra forma. No me cansaré de decirlo: todo pasa por algo, hay que darles una alternativa saludable a las malas manías.
Como en vez de ladrar para pedir tu atención, mirarte fijamente o poner una pata encima de ti. Y si estamos hablando de estar solo en casa, puedes darles cosas para hacer. Como el kong, si sabes usarlos:
Aprende a preparar un kong clicando aquí
Haz más caso de su lenguaje corporal si quieres que deje de expresarse verbalmente (ladrando) ¡No es que ladre mucho, es que sabe que si no lo hace no lo escuchas!
Soluciones al problema de dependencia emocional en perros
En la cabeza del perro, que el dueño desaparezca es un mundo.
Como ya he dicho, la parte emocional es la más difícil de gestionar. No vamos a ser psicólogos del perro, pero podemos enseñarle habilidades emocionales.
Debemos enseñarle a ser más independiente. Que puede estar tranquilo y seguro sin nosotros. El perro tendrá que aprender a gestionar sus emociones.
Lo más sabio sería contratar a un especialista, un educador canino que nos pueda orientar ante este problema. Pero no escojas a uno cualquiera, escoge a uno que use el refuerzo positivo y sea empático con el perro.
Lo más seguro es que, a través de varias técnicas, el especialista le vaya demostrando al perro que “no pasa nada“. Que no había para tanto. Esto podrá ser dándole premios para “positivizar emocionalmente” el estar solo, aunque el perro llore.
Cuando estamos cambiando emociones da igual la lógica el aprendizaje. No estamos trabajando conductas, sino emociones.
Le podríamos dar también opciones válidas donde desfogar sus emociones, como un mordedor (para los perros más mordedores, como el Pastor Belga Malinois), o un lugar donde hacer sus necesidades, si es de los que les da por orinar. Nada estará de más
Si además, le sumamos que el perro pueda mentalizarse –es decir– que el perro pueda prever cuándo nos vamos a ir, la ansiedad interna se reducirá mucho.
Esto se puede lograr avisando al perro de que nos vamos a ir, con antelación suficiente. Ya que muchas veces esta ansiedad proviene del “no saber qué pasará” del pobre perro.
En situaciones mucho más graves –aunque estoy en contra– es posible que tengas que recurrir a fármacos o feromonas para complementar el aprendizaje emocional del perro y reducir los síntomas.
Otra herramienta que me gusta mucho y que actualmente estoy explorando es la aromaterapia en perros, pero de eso ya hablaremos más adelante.
Y así es como –poco a poco– podremos irnos separando, por períodos cortos, sin que nuestro perro sufra malestar. Iremos ganándole terreno al problema y el perro finalmente dejará de sufrir un día. Siempre con paciencia y empatía.
Si crees que el problema de dependencia emocional de tu perro puede tener que ver con el hiperapego o la ansiedad por separación, te interesará un libro que he escrito no hace mucho:
Amor pegajoso: Guía sobre hiperapego y ansiedad por separación en perros
- Explicación exhaustiva sobre la teoría de lo que es el hiperapego y ansiedad por separación, qué causas se conocen, etc.
- Cómo observar y entender mejor a tu perro.
- La importancia de la socialización y las experiencias tempranas (y cómo deben ser).
- Cómo establecer límites más claros, sin usar la violencia.
- Estimulación para perros con este tipo de problemas.
- Cómo encontrar a un buen profesional que vaya a ayudarte de verdad.
- Recomendaciones específicas sobre ansiedad por separación.
- Recomendaciones específicas sobre hiperapego.
- Cómo mantener una relación más saludable con el perro.
- Historias de ejemplo y mis análisis basándose en todo lo explicado, para que lo interiorices todo mucho más.
- Todo bastante escrito a mi estilo, con cachondeo de vez en cuando para que se te haga más amena la lectura.
- Cito algunas fuentes científicas y bibliografía por si quieres investigar más por tu cuenta.
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